– ¡Contemplad con vuestros ojos! las asoladas tierras de poniente.
– Arruinadas por la mano despiadada de la cólera, y mirad de la furia su semblante.
– Todo esto que en su día fue un vergel hasta el lejano horizonte.
– En la ruina quedó todo por la mano de una reina, que jamás supo ser clemente.

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– Cuentan que en esta tierra lejana, sucedió lo que nadie antes se aventuró a nombrar.
– Donde se cuenta que un hombre, a la suerte vendió su alma y todo llegó a arriesgar.
– Por una pasión que jamás nadie antes pudo soñar, y no pudo vencer aún pese a todo.
– La ambición, la gloria, y el triste final de un destino del que nació todo este abandono.

– Mortal, hermosa, presente sobre el extinto mundo que por su mano, así ha muerto.
– Tan solo una perpetua oscuridad y la negrura del olvido, ella todo lo ha envuelto.
– Pues sabed que un día, la sagrada luna roja de la reina, ya no se divisó en el horizonte.
– Impasible, en su trono, ella ahora le llora y observa desde algún lugar de su corte.

– Negras aves en todos los rincones tiene y cuanta amenaza sucede, a ella le describen.
– De todo el reino a ella le llevan rumores y mensajes, con susurros leves.
– Que no hay secreto que en sus dominios suceda y ella no conozca, si así lo requiere.
-Y yo mismo pereceré en breve, por mencionar lo que otros clamar no se atreven.

– Así gobierna; como madre, como diosa, y en su tierra envía a la muerte y al destierro.
– A todo aquel que osa alzar su mano, en contra o a favor si su mandato no es.
– Lo que con fuego y destrucción, ganó, y si lo desea hasta al alma encadena con hierro.
– Reclamando lo que es suyo, pues un ser antiguo es, tal vez un dios…quién sabe lo que es.

– Con dolor toda la tierra fue asolada en su ambición y todo lo ha reclamado.
– Pues muchas terribles obras llevaba su negro estandarte en el brazo tatuado.
– Dolor, muerte, desolación, eran palabras leves para a su lugarteniente describir.
– Todo el horror que en su nombre él sembró para a ella en su pasión poder servir.

– En su nombre, asoló la tierra y hasta la última rama del árbol muerta quedó.
– Él, majestuoso, hermoso y terrible tras su máscara, a su orden la destrucción llevó.
– Nadie supo jamás de la pasión que anidaba en el corazón de aquel hombre.
– Y que por ello hizo hincar el pie a muchos reyes, que se postraron en su nombre.

– Durante años asoló la tierra, y todo reino alrededor cayó bajo su designio.
– En el nombre de ella rindió bajo su bota, a todo aquel que se opusiera a su dominio.
– La reina, feroz, así lo requiere, la fuerza de la cólera triunfó y el dolor siempre vencía.
– Bajo su mano, llevaba su ley, su voz y su mandato, allí donde ella requería.

– Ante ella, siempre como altivo estandarte su lugarteniente la precedió.
– La ruina llevó a aldeas, pueblos y ciudades que lloraron por todo lo que se perdió.
– Un rugido feroz se alzaba en cada victoria, ella contemplaba con lujuria su poderío.
– Cuando el vencido caía de rodillas, y comenzaba con la derrota su martirio.

– Y ahora oíd, que este es el cantar de aquel que por amor a su reina, fue desterrado.
– Pues cuentan que en el corazón de la reina una grieta apareció y con un gesto desechado.
– Ante la embestida feroz de la pasión, que todo el amor fue expulsado.
– Por poder sentir amor, donde solo muerte y desolación se había sembrado.

– Pues en el negro corazón de la reina, una brecha se sembró.
– Y un dolor amargo en aquella oscuridad permaneció.
– Que de su general ella enamorada se sentía.
– Cuando dar dolor, muerte y desolación tan solo en su alma conocía.

– Y clamando esto, ya me vienen sus lacayos a buscar.
– Sé que ella me escucha y por más que quiera en su furia no lo quiere aceptar.
-Que el reinado del terror toca a su fin, pues el amor la ha vencido.
-Donde nadie jamás pensó que este don lograra haber crecido.

-Y allí donde siempre hay dolor y donde siempre hay sufrimiento.
-Siempre queda la esperanza de que el corazón más oscuro tenga su pequeño momento.
– Pues gracias a este legado que nos dejó algún dios olvidado.
– El mundo renace siempre allí donde nunca nadie siquiera, había sospechado.

Edanna