Las Regiones Míticas de Carrie Ann Baade están llenas de fábula, de misterio surrealista que se envuelve con mantos de fantasía desbordada. Puedes sentir rechazo nada más verlos, y que pasen las horas intentando adivinar los detalles. Un rechazo que te recuerda su propia hermosura. Esa hermosura siniestra y terrible que tenía El Bosco, y que perdura en sus cuadros.

El arte no-realista viene bajo muchas diversas etiquetas: realismo mágico, surrealismo, arte fantástico, arte mítico, gótica, fabulismo, etc. Las pinturas mágicas de Carrie Ann Baade, por ejemplo, han sido calificados como “realismo imaginativo” descrito según; “cortes desde las páginas de la historia del arte y superpuestos en un engaño surrealista a la mirada.”

Todo esto está muy bien de acuerdo. El caso es que al contemplarlos siento inquietud y emoción. Es difícil de describir, esa es la magia de este asunto. Por estar ahí y no estar. Y ese viaje, es lo que nos interesa especialmente. Carrie Ann desde luego, lo ha conseguido.

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Endicott Redux: Beyond Realism
In an interview on the Phantasmaphile website, Baade was asked about the particular symbolism of eyes in her work. «My great-grandmother was a doll-maker,» Baade explains. «I grew up with many unusual dolls….One day when I was about four, all their little staring eyes became too much and when next my mother entered my room, all of the dolls were turned around facing the wall. Eyes are intense, creepy in their ability to communicate so much of the internal world while simultaneously taking in all that they observe. The treatment that almost every character in my paintings receives is a new set of eyes. The eyes share a role in attribute, symbol, disguise, and the telling of a story through a story. The eye takes the outside world into the inner, and can also project the inner world onto the outer.»

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