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Extracto de un verano

Por |2011-02-14T12:54:44-05:00febrero 14th, 2011|Todas las cosas jamás soñadas|

A la luz del ventanal del ala oeste pasan las tardes Sarah y Kebetta, preparando meriendas para sus mejores amigos de trapo. Sarah, rubia y pecosa; Kebetta, morena y delicada, con una gran mancha oscura en su falda listada de bandas azuladas. Ahora juegan más tranquilas ya que Sarah no se enfada tanto con Kebetta, e incluso ¡es más divertido! Pues cuando Sarah alarga su mano para tocar a Kebetta, ésta sólo

Extractos de noviembre

Por |2011-02-12T13:49:14-05:00febrero 12th, 2011|Todas las cosas jamás soñadas|

Los hombres construyeron entonces templos por toda la tierra para así poder honrar a Dios y exigirle de paso, todos los derechos que por su derecho de nacimiento, creían ser merecedores. Dios, que habla una lengua increíblemente compleja e ininteligible, no cesaba de repetirles que sus derechos eran los mismos que los de las orugas, las mariposas o las marmotas. Ante tal desentendimiento, los hombres evolucionaron rápidamente, para así poder construir poderosas

Mi pequeño prisionero

Por |2011-02-07T01:29:25-05:00febrero 7th, 2011|Todas las cosas jamás soñadas|

Cada día subía al desván donde, sujeto a una cadenilla de plata, mantuve a mi ánimo encadenado. Hace tiempo que lo tenía prisionero, no tenía más remedio. Él, adoraba tumbarse dentro del cálido cuadradito luminoso que un rayito de sol arroja sobre las tablas, alrededor de la media tarde. Cuando subía a visitarle solía hacerse el dormido. Me sentaba, próximo a él, y escuchaba su respiración lenta, sosegada, como una brisa entre

Extracto de diciembre

Por |2011-02-04T00:11:14-05:00febrero 4th, 2011|Todas las cosas jamás soñadas|

Ese día, por razones inexplicables, le llevé una hamburguesa al vagabundo de la esquina en Sherbrooke con St. Catherine. Él, tras una brillante y lúcida mirada que provenía del fondo de unos profundos ojos azules; me contó que una vez, en aquel rascacielos que se veía al fondo, le había estrechado la mano al mismísimo príncipe del país de donde yo había venido. Una vez, cuando trabajaba en su despacho de la

El secreto de la felicidad

Por |2011-02-02T18:20:57-05:00febrero 1st, 2011|Todas las cosas jamás soñadas|

Alguna vez ya planteé esta cuestión en Lavondyss, otras veces tiempo atrás; y no encuentro razón para no seguir haciéndolo. Canadá es una tierra gélida en invierno. La nieve cubre unos bosques que se extienden hasta perderse en las lejanas distancias, en todas direcciones. Si caminando eres capaz de alcanzar tu horizonte, todo cuanto dejaste atrás en tu peregrinación comienza a desplegarse de nuevo ante tus ojos, extendiéndose otra vez con nuevos

Extractos de septiembre

Por |2011-02-01T17:13:25-05:00enero 31st, 2011|Todas las cosas jamás soñadas|

A las seis cuarenta y cinco de la tarde, puntualmente, Johannes apoya con cuidado la bicicleta sobre la hiedra que recubre la vieja casa en la calle de los Jacintos, donde vive la Sra. Rosa. A pesar de las habladurías, pues la Sra. Rosa es viuda reciente, se entregan a su amor; que es lo único que importa. Entre suspiros, ella le susurra en más de una ocasión: "No te apartes jamás

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