Notas y diario personal.
Primer cuento de Septiembre
Me gusta conducir de noche, por carreteras desconocidas, y tan solo con la tenue visión de esos cien metros que permiten los faros. Lo peor de vivir rodeado de agua, es que esas carreteras siempre llevan al mismo sitio. Es como estar encerrado en un pequeño laberinto plácido y perfumado, pero laberinto al fin y al cabo. Ya que difícilmente puedo caminar como una persona completa (lo cual me jode, ni asimilarlo