Notas y diario personal.
El cuarto elemento
Una vez me castigaron por pasearme entre sus muros. Divisé una biblioteca de ensueño por el dintel de una puerta entreabierta. No lo pude resistir. Separándome de mis compañeros de colegio, más me importaba oler aquel intenso perfume de madera y cuero. Entre cuadros flamencos y legajos de escritos adormecidos por el paso de los siglos. Y poco me importaban entonces, como ahora, los ministros de dios en la tierra. Envueltos en