El son de tus alas (I)
A Erynn la conocí, como no podía ser de otra manera, tras el comienzo de la primavera; a mediados de la primera estrofa, durante el mes de Kaleth “el grande”. Aquella nueva estación prometía ser un año repleto de ilusiones por todas las cosas nuevas, y de buenos recuerdos por tantas otras cosas que ya quedaban atrás. Fue esa una primavera anunciada de forma prematura por las aves de toda la