Último poema de primavera
Sé en mí, como el rumor eterno de los vientos helados Y no pases lo mismo que las cosas huidizas como un júbilo de flores Consérvame en la firme soledad de las costas abruptas y sin sol y de las aguas grises Que dulcemente hablen de nosotros los dioses en los días futuros Y las sombrías flores de oro te recuerden Edanna