Me dirigí directamente a Nangrim, donde se ubica la sede de Second Life España pero no me encontré a nadie.

Dando una vuelta por la zona, me topé con una tienda donde una dependienta, con una jornada de unas diez horas, atendía el negocio. Resultó ser la dueña, una Irlandesa inmigrante en Second Life.

Sincere y su amiga Debbie, me contemplaron y mirándose la una a la otra con preocupación, acordaron que necesitaba un cambio de look pero ya.

Entonces, a ritmo de Rock & Roll, comenzó el desmoñe.

Un cambio absoluto de imagen, y todo gratis. Aunque al final me llevé un vestido de noche bastante caro y complicado pues está lleno de pequeños trozos de código que le permiten hacer animaciones muy bellas imitando la tela.
Fueron horas en las que no me paré de reir, y en las que hice dos nuevas amigas a través de la red. Al final nos abrazamos, y nos despedimos con muchas carantoñas.

Una noche inolvidable.

El antes y el después, salta a la vista.

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