Pregunta 4: En todo mundo de fantasía medieval existen grandes dioses, gigantescos poderes que enfrentan a sus seguidores, unos contra otros, que los envían a grandes gestas, los utilizan en sus maquinaciones, y los empujan a guerras con y sin sentido. Todos han oído hablar de esas grandes entidades. Los Valar del Señor de los Anillos. Los desaparecidos y retornados dioses de la Dragonlance. Los poderes del Caos de Elric. E incluso en la historia antigua tenemos a los dioses romanos, griegos, persas, aztecas, etc, etc. Pero no vamos a acordarnos de ellos. Hoy es día para acordarse de esos dioses menores, esos pequeños poderes, tan extraños como desconocidos, cuyas aspiraciones son tan ignotas como son sus avatares. Elige o inventa a uno de esos dioses y descríbelo.
Suele decirse que no existen segundas oportunidades. Los errores, sean grandes o pequeños se pagan caro viéndonos obligados a afrontar las consecuencias. Pero allí donde hay dolor siempre hay esperanza; pero eso sí, sólo para el que tenga la fortaleza de espíritu necesaria para dejarle una puerta abierta en su corazón.
Tarannes, el dios de las pequeñas cosas, fue el único sueño que un día, uno ya muy lejano, llegó a convertirse en dios por méritos propios. Según se cuenta —una historia que describiré en algún otro lugar— hace ya mucho tiempo se libró una gran batalla en Las tierras del sueño. Ese mundo al que viajan todos los mortales cuando duermen. Las pérdidas de durmientes se contaron por millares en aquel entonces, pero la humanidad obtuvo finalmente la victoria evitando ser esclavizada para siempre. Y si lo hizo no fue gracias a los grandes dioses, poderosos y tan llenos de soberbia que contemplaron indiferentes las calamidades que sufrió la humanidad, sino a un espíritu pequeño y despreciado por éstos que pasó desapercibido. Se trata de un dios pequeño, un espíritu del hogar, uno que en apariencia no tiene importancia. Pero son precisamente las cosas pequeñas las que determinan el rumbo de los acontecimientos logrando gracias a su perseverancia cambiar el mundo de vez en cuando.
Es el espíritu protector del hogar y se representa como una pequeña Salamanquesa (o Tarentola) que reposa sobre los muros de las casa. En algunos sitios también como esa pequeña araña que teje su tela en una esquina en lo alto o entre las vigas del techo.
Tarannes cuida de la casa, de la gente y de las cosas sencillas. Conforta al que lo ha perdido todo y no tiene a dónde ir. Siempre está ahí para calmar la inquietud pues es también el dios de lo que "podría haber sido". Ese interrogante que nos hacemos muchas veces tras haber tomado una decisión u otra en un momento trascendental de nuestras vidas. Por eso y si tenemos esperanza Tarannes cuidará de nosotros: de que prenda el fuego del hogar, le baje la fiebre al niño y de que no nos olvidemos la puerta abierta por las noches. Y si no nos abandonamos a la desesperación nos reconfortará de vez en cuando con un sueño en el que, al menos, podamos vivir esa alternativa que en algún pasado distante una vez perdimos para siempre.
Edanna
4 de noviembre de 2015
Maravilloso…
Yo soy muy fan de los dioses menores, de los que Terry Pratchett pone en sus libros especialmente :-)
Este me ha provocado bastante ternura. En realidad me pasa con muchos de tus escritos, que como ya te he dicho parecen evocar cierta nostalgia, por el puro placer de añorar algo invisible, poco concreto… como los Irlandeses en las canciones… da igual si es un amor, un lugar, un tiempo, un objeto…
No tengo ningún Dios menor. He puesto algunos en mis aventuras. Pero no tan chulos como ese.
La última vez que puse algo parecido fue una daga rokuganesa que encerraba dentro un espíritu puro de Kirin (unicornio), y que encontró un personaje en las Arenas Ardientes, y que como está en medio de una misión, el propio Kirin, símbolo del Honor, le obligó a seguirla hasta el fin, momento en el cual deberá devolver la daga a su Clan, pues es un objeto sagrado que contiene un poderoso espíritu ancestral… y mientras… mi jugador lo usa de caballo, más o menos… suena peor de lo que es, no es que no respete al Kirin, pero cuando está apurado lo invoca para que le ayude (como él mismo le dijo que podría hacer). Este es un resumen, porque a mi personaje le mandé casi un folio de historia y ficha del objeto/ser.
Es que es una intención que siempre procuro plasmar. No niego esa tendencia a añorar cosas del pasado, por el simple placer de hacerlo. Dyss Mítica tiene mucho de eso por cierto, pero ya veremos cómo queda al final.
El kirin que propones me parece muy interesante. Creo que de ahí se pueden sacar muchas historias. Por eso creo que el Desafío es un buen ejercicio para desarrollar cosas. No todas pueden ser geniales en absoluto, pero ayudan a quitar el oxido.