Hace mucho tiempo, en una tierra hoy denominada Iraq…
Proclamaré al mundo las hazañas de Gilgamesh… el hombre al que todas las cosas le eran conocidas… era sabio… conocía cosas secretas, nos trajo una historia de antes de la inundación. Partió en un largo viaje, estaba abatido, cansado de trabajar; al regresar descansó y grabó en una piedra todo el relato.
Prólogo del poema épico de Gilgamesh.
Gilgamesh era el señor de Uruk, en Mesopotamia. Al ser en parte humano y en parte divino eran tan arrogante que los dioses decidieron crear al guerrero Enkidu, que habría de igualarle en fuerza.
Enkidu y Gilgamesh lucharon vehementemente entre sí durante el primer encuentro, pero luego se hicieron íntimos amigos y marcharon juntos a matar a Humbaba, «el gran mal».
Cuando regresaba, la diosa Ishtar vio la belleza de Gilgamesh y le pidió que se casara con ella, pero él se negó. Entonces, furiosa, le pidió a su padre Anu que crease el Toro del cielo para que destruyese la tierra. Pero Enkidú y Gilgamesh le dieron muerte. En ese momento, los dioses deciden que uno de los héroes debe pagar y Enkidú cae enfermo y muere. Llorando, Gilgamesh emprende viaje para encontran a Utnapishtim, el antecesor de la humanidad y así preguntarle por qué todos han de morir. Viaja a los confines de la tierra y el camino de regreso encuentra una planta capaz de devolverle la juventud a los ancianos. Un día, al detenerse a beber en un charco, una serpiente se come la planta, razón por la que las serpientes mudan de piel y se hacen jóvenes de nuevo, mientras que los hombres envejecen y mueren.
Tablilla I
Aquel que vio todo los confines de la tierra, todas las cosas experimentó, consideró todo… juntamente … de sabiduría, que todas las cosas…. ( Lo oculto vio, desveló lo velado. Informó antes del Diluvio, Llevó a cabo un largo viaje, cansado y derrengado. Todo su afán grabó en una estela de piedra. De la terraplenada Uruk el muro construyó, Del reverenciado Eannal, el santuario puro.
¡Contempla su muralla exterior, cuya cornisa es como el cobre! ¡Mira la muralla interior, que nada iguala! ¡Advierte su umbral, que de antiguo viene!
Acércate a Eanna, la morada de Istar, Que ni un rey futuro, ni un hombre, puede igualar. Levántate y anda por los muros de Uruk, Inspecciona la terraza de la base, examina sus ladrillos:
¿No es obra de ladrillo quemado? ¿No echaron sus cimientos los Siete Sabios?
Tablilla II
Dos tercios de él son dios, tercio de él es humano. La forma de su cuerpo… (líneas mutiladas o ausentes) … como un buey salvaje altivo …; El empuje de sus armas no tiene par. Mediante el tambor se reúnen sus compañeros. Los nobles de Uruk están sombríos en cámaras:
«Gilgamesh no deja el hijo a su padre; Día y noche es desenfrenada su arrogancia. éste Gilgames, pastor de la amurallada Uruk? ¿Es éste nuestro pastor, majestuoso, sabio?
Gilgamesh no deja doncella a su madre, ¡La hija de guerrero, esposa del noble! Los escucharon sus quejas. Los dioses del cielo del señor de Uruk ellos…:
«¿No parió Aruru este fuerte buey salvaje? empuje de sus armas en verdad no tiene par. Mediante el tambor se reúnen sus compañeros. Gilgamesh no deja el hijo a su padre; Día y noche desenfrenada su arrogancia.
¿Es éste el pastor de amurallada Uruk? ¿Es éste su … pastor, Osado, majestuoso (y) sabio?…
Gilgamesh no deja la doncella a madre, ¡La hija del guerrero, la esposa del noble!»
Cuando Anu hubo escuchado sus quejas, A la gran Aruru llamaron: «Tú, Aruru, creaste hombre; Crea ahora su doble; Con su corazón tempestuoso haz que compita. ¡Luchen entre sí, para que Uruk conozca la paz!»
Cuando Aruru oyó esto, Un doble de Anu en su interior concibió. Aruru se lavó las manos, Cogió arcilla y la arrojó a la estepa. la estepa creó al valiente Enkidu, Vástago de…, esencia de Ninurta. Hirsuto de pelo es todo su cuerpo, Posee cabello de cabeza como una mujer. Los rizos de su pelo brotan como Nisabal.
No conoce gentes ni tierra: Vestido va como Sumuqan. Con las gacelas pasta en las hierbas, Con las bestias salvajes se apretuja en las aguadas, Con las criaturas pululantes su corazón se deleita en el agua.
(Ahora bien) un cazador, un trampero, Se le encaró en el abrevadero Un día, un segundo y un tercero Se le encaró en el abrevadero Cuando el cazador le vio, su faz se inmovilizó.
El y sus animales entraron en su casa, de miedo, quieto, sin un sonido, (Mientras) su corazón turbaba, nublado su rostro. Pues el pesar había penetrado en su vientre; Su cara era como la un viejero llegado de lejos.
Tablilla III
El cazador abrió boca para hablar, Diciendo a padre:
«Padre mío, hay un hombre que venido de las colinas, Es el más poderde la tierra; vigor tiene. la esencia de Anu, tan tremendo es su vigor! Siempre recorre las colinas, Siempre con las bestias nutre de hierba. planta los pies en la aguada. espantado estoy, que no oso acercarme a él! Cegó las hoyas que yo había excavado, Destrozó mis trampas que yo había puesto, Las bestias y las criaturas del llano escapar de mis manos. permite que me dedique a la caza!»
padre abrió la boca para hablar, Diciendo al cazador:
«mío, en Uruk vive Gilgamesh. hay más fuerte que él. la esencia de Anu, tan tremendo es su vigor! pues; hacia Uruk dirige tu faz, Refiérele el poder del hombre. que te entregue una ramera. Lléva(la) contigo; (20) sobre él a causa de mayor poder. abreve los animales en la aguada, quitará el vesmostrando desnuda su madurez. cuanto vea a ella, a ella se acercará. ¡Le rechazarán las bestias crecieron en su estepa!»
Oyendo el consejo de su padre, El cazador avanzó Gilgamesh. Emprendió el camino, en Uruk puso pie:
«… Gilgames…, Hay un hombre ha venido de las colinas, (30) El más poderde la tierra; vigor tiene. Como la esencia de Anu, tan tremendo es vigor. Siempre recorre las colinas, Siempre con las bestias nutre de hierba. Siempre planta los pies en la aguada. ¡Tan espantado estoy que no oso acercarme a él! Cegó las hoyas que yo había excavado, Destrozó mis trampas yo había puesto, Las bestias y las criaturas llano Hizo escapar de mis manos. ¡No permite que me dedique a la caza!»
Gilgamesh le dijo, al cazador:
«Ve, cazador mío; lleva contigo una ramera. Cuando abreve los animales en la aguada, Se quitará el vestido, mostrando desnuda su madurez. En cuanto la vea, a ella se acercará. ¡Le rechazarán las bestias que crecieron en su estepa!»
Fuese el cazador, llevando con él una ramera. Emprendieron el camino, yendo rectos en su dirección. Al tercer día al sitio indicado llegaron. El cazador y la ramera se sentaron en sus lugares.
Un día, un segundo día, estuvieron sentados, junto a la aguada. Las bestias salvajes llegaron a la aguada a beber.
Tablilla IV
Las criaturas pululantes llegaron, deleitándose su corazón en el agua. En cuanto a él, Enkidu, nacido en las colinas – Con las gacelas pasta en las hierbas, Con las bestias salvajes se abreva en la aguada, Con las criaturas pululantes su corazón se deleita en el agua –
La moza le contempló, al salvaje, Al hombre bárbaro de las profundidades del llano:
«¡Ahí está, oh moza! ¡Desciñe tus pechos, Desnuda tu seno para que posea tu sazón! ¡No seas esquiva! ¡Acoge su ardor! En cuanto te vea, se acercará a ti. Desecha tu vestido para que yazga sobre ti. ¡Muestra al salvaje la labor de una mujer! Le rechazarán las bestias salvajes que crecen en su estepa, Cuando su amor entre en ti».
La moza libertó sus pechos, desnudó su seno, Y él poseyó su madurez. No se mostró esquiva al recibir su ardor. Desechó su vestido y él descansó en ella. Mostró al salvaje el trato de una mujer, Cuando su amor entró en ella. Durante seis días y siete noches Enkidu se presenta, Cohabitando con la moza. Después que (se) hubo saciado de sus encantos, Volvió el rostro hacia sus bestias salvajes. Al verle, Enkidu, las gacelas huyeron, Las bestias salvajes del llano se alejaron de su cuerpo. Sorprendióse Enkidu, su cuerpo estaba rígido, Sus rodillas inmóviles – pues sus bestias salvajes habían huido.
Enkidu hubo de aflojar el paso – no era como antaño Pero entonces tiene sabiduría, más amplia comprension. Volvióse, sentándose a los pies de la ramera. Mira a la cara de la ramera, Atento el oído, cuando la ramera habla; ramera le dice, a Enkidu:
«¡Tú eres sabio, Enkidu, eres como un dios! ¿Por qué con las criaturas silvestres vagas por el llano? ¡Ea!, deja que te lleve a la amurallada Uruk, Al santo templo, morada de Anu e Istar, Donde vive Gilgamesh, perfecto en fuerza, Y como un buey salvaje señorea sobre el pueblo».
Mientras le habla, sus palabras encuentra favor, Su corazón se ilumina, ansía un amigo. Enkidu le dice, a la ramera:
«¡Arriba, moza! Escóltame Al puro templo sagrado, morada de Anu e Istar, Donde vive Gilgamesh, perfecto en fuerza, Y como un buey salvaje señorea sobre el pueblo. Le retaré osadamente me dirigiré a él,
Tablilla V
Gritaré en Uruk: «¡Yo soy el poderoso! soy aquel que puede alterar los destinos, que nació en el llano es poderoso; vigor tiene»».
«pues, y vamos, para que vea tu rostro. mostraré Gilgamesh; donde está bien sé. Vamos, pues, oh Enkidu, a la amurallada Uruk, Donde la gente resplandece en festiva indumentaria, (Donde) cada día es fiesta, Donde … mozos…. Y mozas … de figura. Su sazón … henchida de perfume. ¡Apartan a los grandes de sus lechos! A ti, oh Enkidu, que disfrutas de la vida, Mostraré a Gilgamesh, el hombre jocundo.
Mírale, contempla su faz; Radiante está de virilidad, fuerza tiene. Todo su cuerpo es suntuoso de madurez, Vigor más poderoso que tú tiene, Sin descansar jamás de día o de noche. ¡Oh Enkidu, renuncia a tu presunción! Gilgamesh – a él estima Samas; Anu, Enlil y Ea dilataron su sabiduría. Antes de que bajes de las colinas, Gilgamesh te verá en (sus) sueños en Uruk:…»
no te podia haber enrollado menos???
aun asi lo has hecho muy bien ;)