Y en la oscuridad antes del alba
se internaron en el bosque
adentrándose en la noche
que lleva a la tierra blanca
Corrieron durante horas
sin mirar a sus espaldas
pues el terror que allí quedaba
se llevaba la razón, destruía las almas
Y en un recodo del camino
divisaron a niñoroto
que de su ciclo había regresado
para llevarlos en su lomo
¡Niñoroto! ¡mi ciervo encantado!
¿qué te hicieron en la noche?
que por alcanzarme en tu huida
te encontraste tú tan desdichado
Pero lo ganado y lo perdido
son ilusiones de este mundo
pues en este tu mundo, ganas
cuando piensas que lo perdiste todo
Y susurrándote al oido
nos alzaste sobre tu lomo
para recorrer las millas
que nos separan de este lodo
Sentí las punzadas crueles del dolor
por todo lo que atrás quedó
destruido por la mano
del que no desea nada, la mano del mudador
Y con el alba nos alejamos
en una peligrosa carrera
yo herido por lo que quedaba
de todo cuanto había creado durante eras
Y así llegamos a una posada
en donde proseguiré este cuento
un cuento de regiones encantadas
y de todos mis lamentos
Lamentos que ahora se apagan
porque una fuerza resurge
La propia vida se alza
cuando todo lo demás se destruye
Y lo que ha de venir es sorprendente
pues lo acontecido precede a lo contado
y todo lo que hemos contado
en verdad que ha sucedido…
Me encanta volver a sentir en la cara el viento del bosque, la emoción de una huida hacia un tiempo mejor, dejando atrás el dolor, enfrentándonos al peligro, sabiendo que renaces victorioso en una infinita sucesión de amaneceres luminosos que rasgan la niebla…
Sí, huir del terror que destruye almas,
y avanzar por un camino donde haya más luz,
un camino que aunque parezca arduo
se hace llevadero cuando se hace en la presencia
de los compañeros de viaje.
Y, en verdad, ganamos cuando nos damos cuenta
que lo hemos perdido todo,
pues ganamos el despertar y ganamos la realización
de que todos los sentidos se sienten
más intensos.
Y ganamos que la vida es una aventura que nos lleva lejos.
Y, que son las punzadas crueles del dolor,
como bien cuentas,
las que ayudan a curar las cicatrices
que un día miraremos como recuerdos de lo pasado,
pero que ya no duelen,
porque lo vivido quedó atrás
en algún lugar perdido del tiempo.
Y,ganamos que es el fluir de la sangre por tu cuerpo
llena de vida,
la que nos ayuda a sentir que la esperanza sigue,
y que la vida está en todo.
Y, todos formamos parte de la vida.