Algunos orígenes Inuit
Fuente: Cervantes Virtual
Según la cosmogonía inuit, al principio de la existencia del Mundo todos los seres, tanto los animales, como los humanos o los espíritus, podían hablar el mismo idioma y también podían transformarse unos en otros fácilmente. Así, según describe esta leyenda, los humanos adoptaban la forma de animales, y a su vez los animales, podían adoptar la forma humana.
El origen de las montañas
Cuando el inuit siguió por vez primera al caribú hacia una tierra nueva, después de muchas estaciones, encontraron la tierra habitada. En esta tierra vivían dos tipos de gente; por un lado, la gente pequeña, que era alegre y que al cogerles podían cantar. Eran tan pequeños que cabían en la palma de la mano.
Por otro lado, estaban los temibles Tuniqs, que, a veces llegaban a tener 4 y 5 veces el tamaño de un inuit. A este grupo de gigantes les gustaba la guerra y trataban de capturar a los inuit, para cocinarlos y comerlos. Sin embargo, los inuit eran más listos y podían emplear su cerebro para hacerles frente.
Un día un cazador volvía a su poblado de una caza fructífera cuando fue visto por un gigante. El inuit sabía que si era atrapado por el gigante, se convertiría en su comida. El esquimal dejó caer su caribú y escapó hacia el sur, tan rápido como pudo. El tuniq le vió y corrió tras él.
Oyendo la conmoción, otro gigante miró alrededor y vió al cazador correr y él también comenzó a perseguirlo. El inuit era ágil y veloz, pero no lo suficiente como para esquivar a dos gigantes, de manera que viéndose atrapado, se detuvo y, girándose, preguntó a los gigantes: « ¿Por qué me perseguís?». A lo cual cada gigante respondió: «Porque quiero que entres en mi cacerola para comerte».
El inuit más listo que los tuniqs se mostró sorprendido y contestó: «Soy sólo un esquimal endeble con poca carne y ustedes son dos enormes Tuniqs; sólo puedo servir de alimento a uno, ¿quien de los dos me comerá?».
Esto dejó perplejo a los Tuniqs, cada uno se autoproclamaba como vencedor, cada uno se atribuía el mérito de haber visto primero al inuit y se consideraba con derecho a comérselo. Finalmente, el inteligente inuit propuso una solución: «Como ambos me vieron, y sólo puedo alimentar a uno de ustedes, deben luchar entre los dos y yo mismo saltaré dentro de la cazuela del vencedor».
Entonces tuvo lugar una de las peleas más impresionantes y más conocidas de la historia; los gigantes empezaron a luchar, lucharon durante varios días y varias noches, arrojándose de golpe al suelo, ya que ellos tenían la fuerza poderosa. Con cada golpe, la tierra se moldeaba, inclinándose y levantándose; así aparecieron valles y colinas. Pero los gigantes lucharon y lucharon, hasta que quedaron agotados y cesaron en su pelea.
Entonces el inteligente inuit, disparó a los exhaustos gigantes con sus pequeñas flechas, volvió a recuperar su caribú y regresó con su familia para darles de comer. Detrás de él quedaron los grandes montones de tierra, huella de la encarnizada lucha de los dos gigantes.
El origen de la niebla
Cuando la tierra era joven, los tuniqs y los inuits vivían en la Tierra, pero eran enemigos. Un día, un cazador fue a pescar para calmar el hambre de su familia; pero no consiguió nada en todo el día. El cazador miró en todas direcciones, pero no vió ninguna presa.
Finalmente, vió a un hombre en la lejanía, y a medida que se acercaba a él, la figura se volvía más grande; se trataba de un Tuniq. Viendo al gigante, el cazador comprendió que su vida estaba en peligro, y para evitar una muerte segura, el cazador se tumbó en el suelo y se hizo el muerto.
El gigante alcanzó pronto al cazador y miró hacia el esquimal endeble, levantándolo para ver si respiraba; pero el cazador sostuvo su aliento. «Está muerto», pensó el gigante y agarró al cazador llevándolo hasta su casa. El hombre seguía fingiendo estar muerto.
A lo largo del camino, a medida que el gigante andaba de vuelta a casa, el inteligente cazador iba sujetando y agarrando árboles y arbustos, de manera que, sin darse cuenta, el gigante estaba arrastrando una gran cantidad de peso y, cuando llegó a su casa, estaba exhausto.
El gigante dejó al cazador, al que creía muerto, en un rincón de la mesa, para comérselo más tarde; y como se sentía tan agotado, tuvo que tumbarse a descansar.
Finalmente el gigante se quedó dormido y el cazador cogió el hacha del gigante y se liberó. Empezó a huir, siguiendo sus propios pasos hacia atrás. Pero la esposa del gigante, que estaba juntando madera para cocinar al cazador, lo vió intentando escapar y comenzó a perseguirlo.
La esposa rápidamente iba a alcanzar al cazador, entonces éste hizo un corte profundo en la Tierra y un río brotó con fuerza delante de él. La esposa del gigante, se detuvo al ver aquel río ante ella y entonces miró al inuit y le preguntó: «¿Cómo pudiste atravesar este río?».
El inteligente cazador respondió: «Me bebí el agua».
Afanosa, la mujer del gigante comenzó a beber y beber más agua. Cuanto más bebía, más se hinchaba y más crecía, pero ella seguía bebiendo agua, porque el río no se agotaba. Bebió y bebió hasta que explotó con todo el agua dentro. Con el viento las gotitas de agua fueron esparcidas por el aire y así es cómo se formó la niebla. El inuit esperó a que se disipase aquella niebla recién originada y finalmente pudo escapar del lugar y regresar con su familia sano y salvo.
¿Por qué no hay árboles?
En la mitología inuit ningún chamán es tan conocido como Kiviok, que ofrecía a los espíritus su luz y calor, por lo cual fue dotado con poderes especiales. Con estos dones se convirtió en el chamán más poderoso y vivió muchas aventuras a medida que viajaba por la Tierra.
Cierto día, en uno de sus viajes, Kiviok encontró un lago por casualidad y como la noche se acercaba, decidió levantar su campamento. Viendo como el hielo se formaría sobre el agua, Kiviok decidió hacer un gran fuego, para lo cual sacó su gran hacha y comenzó a cortar árboles como combustible.
Mientras Kiviok cortaba árbol tras árbol, una viruta de madera cayó al agua y un pez nació. El pescado mirando Kiviok, se burló de él, pero Kiviok no le prestaba mucha atención.
Kiviok intentaba no hacer caso al pez, pero a medida que las virutas de madera caían en el agua, éstas se convertían en pescados, y más y más peces se burlaban de él.
Finalmente, los peces acabaron con la paciencia de Kiviok y este poderoso chamán enfureció y comenzó a cortar todo. Tal cantidad de virutas y trozos saltaban por los aires que parecía de noche, aún siendo de día de; cada viruta que caía en el lago, se convertía en un pez. Cada árbol diferente, cortado por Kiviok, produjo un tipo de pez diferente, desde la trucha al salmón. Kiviok siguió cortando y cortando, hasta que finalmente disminuyó su rabia, y alzó la vista. Al mirar a su alrededor, Kiviok se dió cuenta de que ya no quedaba ningún árbol. En contra partida, los lagos y los mares estaban repletos de peces.
El origen de la perdiz blanca
Hace mucho tiempo, cuando la tierra era joven y los seres podían cambiar de forma, había una vieja mujer que era conocida como una gran bromista. En cualquier ocasión, en cuanto tenía oportunidad, la anciana gastaba bromas a todo el mundo, más para el pesar de la gente que para su entretenimiento.
Un día, la anciana mujer decidió gastar una broma a un pequeño grupo de niños que se divertían, ensimismados en sus juegos. La bromista se arrastró silenciosamente hasta colocarse detrás de los niños y de repente aplaudió tan fuerte como pudo. Los niños se asustaron más allá de lo que la bromista esperaba. Inmediatamente, los niños se convirtieron en perdices blancas y echaron a volar. Como eran sólo niños, no sabían la manera de volver atrás la transformación y recuperar su forma humana; y así es cómo surgió la raza de la perdiz blanca.
El origen de los mosquitos
Érase una vez, un poblado inuit que tuvo que pasar tiempos difíciles. Debido a esas duras circunstancias, no conocían ningún juego, ni tenían peces para pescar, ni focas para cazar. Lentamente la gente iba desapareciendo, sólo quedaban dos mujeres mayores.
Estas ancianas habían podido sobrevivir, comiendo los piojos que encontraban la una en la otra. Cuando eventualmente, un grupo nuevo de inuits llegó al poblado, encontraron todo muerto y abandonado, excepto las dos mujeres viejas.
Sospechando que aquellas dos ancianas habían podido sobrevivir practicando el canibalismo, los inuit recién llegados decidieron matar a las dos ancianas inmediatamente. Además, les abrieron el estómago, para comprobar la sospecha. Sin embargo, en su estómago abierto, sólo podían verse pequeños piojos. Estos piojos asustados desarrollaron alas y salieron volando. Así es cómo, según la mitología inuit, aparecieron los mosquitos.
El origen del cuervo
Una vez, dos pájaros estaban juntos y decidieron convertirse en las aves más hermosas del mundo, más bonitas que ningún otro pájaro. Para ello, decidieron que tenían que tatuarse el uno al otro, creando diseños y dibujos sobre su cuerpo queserían la envidia de todos los pájaros.
Así, un pájaro comenzó a pintar al otro; sin embargo, el pájaro que estaba siendo pintado no podía estarse quieto. Después de regañar en repetidas ocasiones a su compañero, éste seguía moviéndose. Finalmente, la paciencia del pájaro que pintaba a su compañero, se agotó y el pintor derramó todo el color negro sobre el pájaro. De esta manera, apareció el primer cuervo.
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