Logo realizado por Virginia Berrocal
Una tarde de sábado, hace ya mucho, mucho tiempo, me reuní en mi viejo ático con mis amigos para jugar la partida de rol que me había estado preparando desde la semana anterior. El sistema que usaba entonces era 3.5 D&D y había colmado una libretita con notas y más notas para aquella sesión. Fue la primera vez que me atrevía con mi propia ambientación, esbozada en unas 40 páginas de aquel cuaderno. Hasta entonces siempre había usado Tierra Media, algo de Greyhawk y, en los últimos tiempos, Eberron.
Me gustan los reglamentos densos, complejos y nunca fui mucho de irme a otros juegos. Salvo Ars Magica, que amo con locura y que jugué bastante; Cthulhu, locura también, cómo no, y Ciberpunk, del que aprendí tantas cosas perversas y divertidas. Por ejemplo, la diferencia entre una automática y una semi, a reírme de las ambientaciones de elfos y hobbits, o que los subfusiles llevan munición de pistola. Conocimiento imprescindible…
Probé muchos, pero siempre volvía a los juegos con los que me había iniciado. Ahora eso me pasa factura, porque ando desde hace tiempo con la obsesión de completar toda mi colección del Merp. Cotizados como oro de ley en los oscuros garitos de compra-venta de Internet.
Aquella tarde corría un viento fresco y no había una sola nube en el cielo. Siempre con mi pizarra Veleda al lado, comencé a describir un poco la ambientación. Sin dar demasiada información me centré en lo básico, porque la experiencia me ha enseñado que es algo que hay que dosificar, soltando paquetitos de información (párrafos) en pequeñas dosis.
Entonces uno de mis jugadores. Alguien con una dosis letal de cinismo, pero muy querido para mí, me preguntó:
― Vale, si el mundo es plano… ¿qué hay más allá del continente donde estamos?
―Una tierra fronteriza llena de peligros y más allá el mundo comienza a volverse insustancial, hasta que termina disolviéndose. Algo así como la Tierra de Fantasía de La Historia Interminable. ―Le respondí.
Él, siempre ligero para el sarcasmo, lo que nos ha dado muchas y largas anécdotas divertidas, no tardó en apuntar:
―Ah claro, es que ahí fue hasta donde se te ocurrió ¿Verdad?
Nos reímos bastante con la ocurrencia porque no dejaba de tener razón. Pero entonces no fui consciente de lo importante que fue para mí aquel comentario. En efecto, el mundo que había imaginado existe hasta donde yo era capaz de abarcarlo con mi mente. Más allá no había nada más. Ni siquiera estrellas en el cielo, porque, sencillamente, no las había imaginado aún. Es un concepto sencillo, nada nuevo ni mucho menos original. Pero me gustó. Y pensé: “Es que eso es cuanto debería importarme”.
Imaginé un mundo tratando de imaginarse a sí mismo y no pude evitar pensar que Dyss era como una niño. En su parte consciente daba forma a la parte interna. Una realidad ordenada y previsible. Todo lo demás, su borde o límite exterior, con todo el caos que lo caracteriza sería producto de su subconsciente, siempre imprevisible y misterioso. Un área donde habitan sus pesadillas.
Aquello tenía que tener sabor no sólo a fantasía, sino también a la época dorada de los exploradores, de las grandes expediciones del siglo XVIII y XIX hasta los límites del mundo. Las tierras deberían llevar los nombres de sus descubridores. Y la tierra debería ser a su vez un lugar al que habrían emigrado muchas especies desde otros mundos. Un mundo de fantasía nuevo que colonizar, parcialmente colonizado; tal y como yo siempre quise hacer, como hizo mi padre y mi abuelo emigrante; tal y como se hizo en el país donde vivo ahora. Era cuanto quería y todo lo demás iría viniendo con el tiempo.
Y efectivamente, ha ido llegando. Tras tres meses de ensayos he completado el BORRADOR del mapa del mundo. ¡Cómo me habría gustado tenerlo en aquella partida inicial!
Me falta terminar de perfilar las costas y ponerme con el relieve, pero curiosamente eso es para mí lo más sencillo. Espero que Virginia Berrocal, tras haber realizado el logo para Dyss Mítica, me pueda hacer un boceto de una vista en perspectiva ya que, al ser una tierra plana, se confunde fácilmente con un gran continente si no se dispone de alguna ayuda visual que lo aclare.
Por otra parte ya tocaba actualizar el Continente Central. El resultado está disponible por si quieres echarle un vistazo.
Por último, uno de tantos mapas regionales. El primero de una serie de mapas de zonas concretas. Mucho más manejable que uno general.
Y todo cuanto puedo añadir es que seguiré trabajando en este proyecto diariamente hasta completarlo. No únicamente por haber llegado tan lejos, sino porque trabajar y escribir sobre ello se integra en la vida, entrando a formar parte de ella. Si esperase una recompensa, hace tiempo que lo habría dejado. ¿Es ésta una declaración de intenciones? Sin duda.
Información Bitacoras.com…
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